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Edificios góticos de Florencia y Siena

Duomo di Siena 
Es la catedral medieval de Siena
La Catedral, al principio fue diseñada y terminada entre 1215 y 1263 sobre el sitio de una estructura más antigua. Tiene la forma de una cruz latina con un crucero, un domo y un campanario. La base del domo es octagonal y sólo se hace circular encima de las columnas de apoyo. La linternilla, encima del domo, fue añadida por el famoso Gian Lorenzo Bernini. La nave principal esta separada de las otras dos naves por arcos de medio punto. El exterior e interior están construidos de mármol rayado blanco y verdoso negro, con la adición de mármol rojo sobre la fachada. Blanco y negro son los colores simbólicos de Siena, sacado de los caballos blancos y negros de los fundadores legendarios de la ciudad: Senio y Asquio.


Palacio Comunal de Siena

De la ciudad italiana de Siena se encuentra en la Piazza del Campo, que tiene forma de abanico. Este Ayuntamiento data del siglo XIV. Su construcción comenzó en 1297 y su propósito original era albergar el gobierno republicano, formado por el Podestà y el Consejo de los Nueve.
El exterior de la estructura es un ejemplo de arquitectura medieval italiana con influencias góticas. La planta baja es de piedra; las superiores están hechas de ladrillo. La fachada del palacio está ligeramente curvada hacia el interior (cóncavo) para reflejar la curva exterior de la Piazza del Campo.
Es famoso su campanario (Campanile), llamado Torre del Mangia, erigido entre 1325y 1344 con su parte superior diseñada por el pintor Lippo Memmi. La torre fue diseñada para superar en altura a la torre de Florencia, vecina y rival; en aquella época era la estructura más alta de Italia. Fue dotada de un reloj mecánico a mediados del siglo XIV.
Prácticamente todas las grandes salas del interior del palacio contienen frescos, siendo los más famosos de Simone Martini y Ambrogio Lorenzetti. Estos frescos fueron inusuales en su época, pues fueron encargo de los gobernantes laicos, más que de la iglesia o de una fraternidad religiosa.

Palazzo Vecchio

El Palazzo Vecchio (traducido al español, Palacio Viejo) se encuentra en la Plaza de la Señoría, en Florencia (Italia). En su interior el palacio acoge un museo en el que se exponen obras de: Bronzino, Miguel Ángel, Giorgio Vasari y otros.
Llamado, en origen, Palacio de la Signoria, nombre del organismo principal de la República florentina, fue cambiando de nombre: Palacio del Priori o Palacio Ducal, dependiendo de los diversos gobiernos de la ciudad.
La primera construcción se atribuye a Arnolfo di Cambio que la inició en 1299 incorporando la antigua torre de Foraboschi en la fachada. Tras la muerte de Arnolfo, en 1302, el palacio fue terminado, por otros artistas, en 1314.
La forma exterior del edificio es la de un paralelepípedo y en la fachada principal se encuentra la Torre de Arnolfo, uno de los emblemas de la ciudad.
En 1400 la torre y el jardín interior tuvieron que ser reconstruidos ya que corrían peligro de derrumbarse.

Arco apuntado


Arco apuntado



El arco apuntado es uno de los elementos técnicos más característicos de la arquitectura gótica y vino a suceder al arco de medio punto, propio del estilo románico. El arco apuntado, a diferencia del arco de medio punto, es más esbelto y ligero por transmitir menores tensiones laterales, permitiendo adoptar formas más flexibles, resulta más eficaz, pues gracias a su verticalidad las presiones laterales son menores que en el arco de medio punto, permitiendo salvar mayores espacios. Durante el gótico el arco apuntado mostró variantes como el arco conopial durante el denominado gótico flamígero o el arco Tudor, durante el denominado gótico perpendicular inglés.




PUERTAS


En las puertas y la fachada despliega el arte gótico toda su magnificencia y su concepción teológica. La portada gótica admite la misma composición fundamental de forma abocinada, que la románica pero se multiplican las arquivoltas y se añade una mayor elevación de líneas con más riqueza y finura escultórica guardando siempre en arcos y adornos la forma propia del nuevo estilo. Encima de la puerta suele colocarse un elevado gablete.


Las portadas más suntuosas llevan imágenes de apóstoles y de otros santos bajo doseletes entre las columnillas (y a menudo, también otras menores entre las arquivoltas) flanqueando el ingreso el cual está dividido por un parteluz que sirve de apoyo a una estatua de la Virgen María o del titular de la iglesia.


Las iglesias del Cister y otras menores que se modela a imitación suya carecen de imaginería en la portada, la cual se compone del grande arco abocinado y decorado con simples baquetones y alguna ornamentación vegetal o geométrica. La finura en la ejecución de la obra escultórica y la multiplicación progresiva de las columnillas y molduras con el adelgazamiento de ellas, denuncian mejor que otras las señales de la época de la construcción de las portadas. Pero las del último periodo desde mediados del siglo XV se reconocen sobre todo por la multitud y pequeñez de los detalles por la arquivolta conopial, cargada de frondas retorcidas y por otros ornamentos de la época.


Estructura general


El nuevo sistema constructivo, eficiente y ligero en su conjunto, permitió elevar los edificios hasta alturas inimaginables, colmando una de las aspiraciones históricas tanto de la arquitectura como de la religión.


La estructura general interior de una iglesia gótica se infiere de todo lo dicho sobre la planta, bóvedas y pilares, siendo de notar que el paramento lateral en las grandes iglesias se halla dividido en siete zonas:


  • la inferior consta de la arcada que separa las naves laterales o las capillas
  • la media, formada por el triforio que en el estilo gótico es mucho más estrecho que en el románico
  • la superior que contiene los grandes ventanales, el claristorio
  • la media superior
  • la media inferior
  • la intermedia
  • la continental.


Unas iglesias alzan todas sus bóvedas a igual altura (o al menos la nave central y laterales inmediatas) y otras (lo más común) presentan mucho más bajas las naves laterales lanzándose por encima de éstas los arbotantes. El exterior del edificio suele acusar la estructura interna de modo que la fachada viene a ser como una sección transversal de las naves. El imafronte se constituye por las tres hermosas portadas correspondientes a las tres naves y entre ellas, los contrafuertes que resisten el empuje de las arcadas. Encima de las puertas corre una galería que responde a los triforios interiores. Se abre más arriba un rosetón calado y remata el frontispicio en gablete o en ático de hermosa crestería. Las empinadas torres, con sus atrevidas flechas que terminan y guardan los costados de la fachada; los pináculos y doseletes que animan el contrafuerte; las estatuas y relieves que pueblan las entradas y los tímpanos. Todo, en fin, contribuye a causar la impresión de una religiosidad sublime



Muro gótico


Ventanas góticas


La reducción de la estructura sustentante al mínimo imprescindible permitió abrir grandes huecos en los muros de las fachadas. Los artistas de la época pudieron dar rienda suelta a su imaginación creando un arte desconocido hasta la fecha.

Las ventanas del periodo de transición suelen ser como las románicas de arco apuntado. Pero luego se ostenta el verdadero ventanal gótico amplio y decorado en su parte superior con hermosos calados de piedra, los cuales se forman de rosetoncillos combinados, siempre sostenidos por columnillas o parteluces. En el siglo XIV se complica la tracería multiplicándose los rosetoncitos y adelantando ya el XV se combinan las líneas formando curvas serpenteantes constituyendo el calado flamígero.


Una cosa parecida se observa en los grandes rosetones que se colocan en lo alto de las fachadas: al principio, toman la forma radiante y sencilla aunque en iglesias suntuosas es algo más complicada. Se multiplican los adornos de la rosa en el siglo XIV y en el XV llega a ser la tracería un verdadero laberinto de curvas enlazadas. No faltan en todas las épocas sin embargo ventanas menores de traza más sencilla y pequeños aljimeces. Ventanas y rosetones suelen cerrarse con magníficas vidrieras polícromas e historiadas donde a su modo se ejercita el arte pictórico monumental ya que apenas le dejan espacio para su desarrollo los escasos lienzos de pared que median entre los referidos vanos en las iglesias suntuosas. Pero en las más humildes se sustituyen las vidrieras por láminas de piedra translúcida y aun tal vez por encerados.
 
Vidrieras Góticas


Frente a lo que ocurre en Italia, en el norte de Europa, las vidrieras fueron el arte preferido hasta el siglo XV. El desarrollo de la Arquitectura gótica con la progresiva sustitución del muro por grandes ventanales con vitrales de colores que permiten el paso hacia el espacio interior de una luz policroma y matizada, implicó, en las grandes catedrales góticas de Francia, a la práctica desaparición de la pintura mural que se había desarrollado ampliamente en los muros de las iglesias románicas.



El muro translúcido fue el primer espacio propio o ámbito donde se desarrollaron las artes del dibujo y del color en el Gótico. Durante la Baja Edad Media el arte de los vitrales de las catedrales e iglesias se desarrolló, en Europa, paralelamente con la arquitectura gótica, la cual se caracterizaba por la altura de sus naves y la audacia de sus estructuras con bóvedas de crucería que se apoyaban en esbeltos soportes y arbotantes para transmitir al suelo el peso y el empuje de las bóvedas, liberando de las funciones resistentes a los muros de los edificios que progresivamente fueron sustituidos por ventanales y tracerías o encajes de piedra con vitrales de color.



En una primera etapa los colores son vivos y saturados, el plomo delimita las formas, las cuales son delineadas con precisión para poder ser vistas a través de la irradiación luminosa de la vidriera, ello conduce a la tendencia de descomponer la vidriera en medallones, nichos u otro tipo de compartimentos. Las vidrieras revelan, más que ningún otro arte, el componente irrealista y artificial del arte gótico.



A mediados del siglo XIII se produce una modificación profunda de la gama de colores ya que los fondos incoloros se asocian a los tonos quebrados de las escenas y figuras. Con una gama potente pero restringida, las menudas figuras humanas se hacen más agitadas y libres. En la Iglesia de San Urbano de Troyes (hacia 1270) o en las vidrieras de medio punto de la catedral de Beauvais, es donde se dan los mejores ejemplos de estas innovaciones.



En el siglo XIV, tras el descubrimiento del amarillo de plata los vitrales ganan en ligereza, llenándose de un preciosismo dorado que antes nunca tuvieron. En Normandía, en el coro de Saint-Ouen de Ruán y en la Catedral de Evreux se hallan las vidrieras más bellas. El arte de las vidrieras culmina en un estilo exquisito de una calidad igual o superior a las obras maestras de la miniatura. En la cuenca del Loira, en Champaña o en Alsacia se completa el panorama de las vidrieras en Francia, culminando en las naves laterales de la Catedral de Estrasburgo.



En Inglaterra destaca la gran ventana occidental de la catedral de York. En España, las vidrieras más destacadas son las de la catedral de León.

Arquitectura gótica



La arquitectura gótica es la forma artística sobre la que se formó la definición del arte gótico, el estilo artístico, comprendido entre el románico y el renacimiento, que se desarrolló en Europa Occidental la —cristiandad latina— en la Baja Edad Media, desde finales del siglo XII hasta el siglo XV, aunque más allá de Italia las pervivencias góticas continuaron hasta los comienzos del siglo XVI.

El vocablo «gótico» es el adjetivo correspondiente a godo y fue utilizado en este contexto por primera vez por el tratadista florentino Giorgio Vasari (1511–1574), quien en su famosa obra de biografías de pintores toscanos, incluye varios capítulos sobre el arte en la Edad Media. En sentido peyorativo usó este término para denominar la arquitectura anterior al Renacimiento, propia de los bárbaros o godos, cuyos componentes le parecían confusos, desordenados y poco dignos, por contraste a la perfección y racionalidad del arte clásico. En su propia época, se solía denominar como opus francigenum (estilo francés), por referencia al origen de la innovación. Paradójicamente, en la España del siglo XVI se calificaba al gótico final (isabelino o plateresco) como la forma de construir a lo moderno, mientras que la arquitectura clasicista que introducía el renacimiento italiano era vista como una forma de construir a la antigua o a lo romano.1

La arquitectura gótica puso especial énfasis en la ligereza estructural y la iluminación de las naves del interior de los edificios. Surgió del románico pero acabó oponiéndose a la masividad y la escasa iluminación interior de sus iglesias. Se desarrolló fundamentalmente en la arquitectura religiosa (monasterios e iglesias), teniendo su cumbre en la construcción de grandes catedrales, secular tarea en que competían las ciudades rivales; aunque también tuvieron importancia la arquitectura civil (palacios, lonjas comerciales, ayuntamientos, universidades, hospitales y viviendas particulares de la nueva burguesía urbana) y arquitectura militar (castillos y murallas urbanas).

Los dos elementos estructurales básicos de la arquitectura gótica son el arco apuntado u ojival y la bóveda de crucería, cuyos empujes, más verticales que el arco de medio punto, permiten una mejor distribución de las cargas y una altura muy superior. Además, la parte principal de estas son transmitidas desde las cubiertas directamente a contrafuertes exteriores al cuerpo central del edificio mediante arbotantes. El resultado deja a la mayor parte de los muros sin función sustentante (confiada a esbeltos pilares y baquetones), quedando la mayor parte de aquéllos libres para acoger una extraordinaria superficie de vanos ocupados por amplias vidrieras y rosetones que dejan paso a la luz.

La arquitectura gótica tuvo su origen en las regiones de Normandía e Isla de Francia, desde donde se difundió primero a todo el reino de Francia y posteriormente (ya a mediados del siglo XIII), sobre todo por la extensión del arte cisterciense y las rutas jacobeas, por el Sacro Imperio Romano Germánico y los reinos cristianos del norte de España (que durante ese periodo de la Reconquista se estaban imponiendo a los musulmanes del sur). En Inglaterra penetró pronto el estilo francés, aunque adquirió un fuerte carácter nacional. A Italia llegó tarde, no tuvo mucha aceptación, y su impacto fue muy desigual en las distintas regiones, y muy pronto fue sustituido por el Renacimiento.

El medievalismo suscitado por el romanticismo y el nacionalismo del siglo XIX hizo reelaborar como arquitectura historicista un neogótico que reproducía el lenguaje arquitectónico propio del estilo con formas más o menos genuinas, destacando la labor restauradora y reconstructora del francés Eugène Viollet-le-Duc.

Elementos de la arquitectura gótica

La arquitectura gótica presenta innovaciones técnicas y constructivas notables, que permitieron levantar estructuras esbeltas y ligeras con medios y materiales sencillos. Las principales aportaciones constructivas, al igual que en el románico, se centran en las cubiertas.

Planta

La planta de las grandes iglesias góticas responde a dos tipos principales:

• de tradición románica. En él se observan casi las mismas formas que en el estilo románico y más comúnmente la de cruz latina, con girola o sin ella pero con los brazos poco salientes y con los ábsides o capillas absidiales frecuentemente poligonales. Las iglesias abaciales, sobre todo, cistercienses, siguen este tipo con brazos muy salientes como en la época románica. Y en las iglesias menores o populares se adopta como planta más común la de cruz latina o la rectangular y con un solo ábside poligonal en la cabecera;

• de salón. La planta carece de crucero de brazos salientes (aunque no deja de ostentarse más o menos la simbólica cruz de enmedio), el templo de salón presenta una disposición basilical y posee, como mínimo, tres naves de igual altura y, por consiguiente, un sistema de iluminación lateral. Los espacios interiores son amplios y desahogados, abarcables con una sola mirada y tremendamente unitarios, de ahí que parezcan o tengan el aspecto de un gran salón.

En todo caso, la planta se divide en tramos rectangulares o cuadrados determinados por las columnas y arcos transversales y sobre éstos, cargan las bóvedas de crucería. Desde mediados del siglo XIII se hace común el abrir capillas en los lados de las iglesias, entre los contrafuertes, para satisfacer la devoción de los gremios o cofradías y del pueblo en general, ya que antes de esta época era raro admitirlas fuera de los ábsides.

Bóveda de crucería

La bóveda de crucería, conformada por arcos apuntados, a modo de esqueleto, es más ligera que cualquier otro tipo de bóveda construida hasta la fecha. La utilización de este tipo de arco formando un esqueleto tridimensional unitario refleja el alto conocimiento técnico que alcanzaron los constructores de catedrales.

El periodo primero se distingue por la sencillez de los arcos cruceros o diagonales que son simples y llevan pocas molduras. En el segundo, se aumenta la crucería con arcos o nervios secundarios y los llamados terceletes para sostener los témpanos de plementría ya que las bóvedas se hacen más amplias. A la vez, se molduran todos los arcos, mayormente los diagonales y éstos y demás nervios reciben más perfiles y se ligan con nervios transversales. En el tercer periodo se añaden nuevos terceletes y nervios secundarios con sus ligaduras aun sin necesidad alguna y se generaliza la bóveda llamada estrellada (por la figura del conjunto) y los nervios y arcos se perfilan con más delicadeza. En el primer periodo se usó con alguna frecuencia la bóveda sexpartida (dividida en seis témpanos) para los tramos de bóveda de la nave central cuando ésos se hacían cuadrados y correspondían cada uno de ellos con dos de las naves laterales.

Desde finales del siglo XV, se adornaban las claves de las crucerías en muchos edificios con florones de madera o de metal, dorados o policromados conocidos con el nombre de arandelas. Pero ya desde los principios del estilo se decoran dichas claves con variados relieves.

Los ábsides góticos se cubren también con diferentes bóvedas de crucería pero de tal suerte que los arcos o nervios concurren todos a una clave central formando crucería radiada y muy a menudo se da al cascarón una forma gallonada o dividida en compartimentos de boveditas parciales más o menos salientes o profundas. Esta disposición, al paso que refuerza y embellece el ábside, contribuye mucho a la sonoridad de la iglesia sobre todo, para los cantos desde el presbiterio.



Gótico (I)


 
El arte gótico es un estilo que se desarrolló en Europa occidental durante los últimos siglos de la Edad Media, desde mediados del siglo XII hasta la implantación del Renacimiento (siglo XV para Italia, y bien entrado el siglo XVI en los lugares donde el gótico pervivió más tiempo). Se trata de un amplio período artístico, que surge en el norte de Francia y se expande por todo Occidente. Según los países y las regiones se desarrolla en momentos cronológicos diversos, ofreciendo en su amplio desarrollo diferenciaciones profundas: más puro en Francia (siendo bien distinto el de París y el de Provenza), más horizontal y cercano a la tradición clásica en Italia (aunque al norte se acoge uno de los ejemplos más paradigmáticos, como la catedral de Milán), con peculiaridades locales en Flandes, Alemania, Inglaterra, Castilla y Aragón.

http://www.youtube.com/watch?v=Qbfet4S9zmM



El neogótico



En el siglo XIX, el entusiasmo romántico por lo medieval (como reacción frente al neoclasicismo academicista) y el historicismo, lleva a cabo amplias restauraciones de edificios medievales, llegándose a establecer el estilo neogótico, arquitectura realizada a imitación de la gótica medieval. Se sueña a partir de este momento con un renacimiento del arte medieval, llenándose de nuevo contenido al término "gótico" que empieza a distinguirse y separarse claramente del románico.



Fue destacada la intervención del arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc.

Flagelantes en un grabado del siglo XV. La religiosidad extremada fue una de las reacciones a la crisis demográfica bajomedieval. El grabado abrió nuevas posibilidades no sólo a la expresión artística, sino al desarrollo tecnológico, a la comunicación de las ideas y a la popularización de la cultura, que culminó con la imprenta.



Contexto histórico



El arte gótico propiamente dicho coincide en el tiempo con la plenitud y la crisis de la Edad Media. Se suele indicar que frente al arte románico (que refleja una sociedad ruralizada de guerreros y campesinos), el gótico coincide con el máximo desarrollo de la cultura urbana donde aparece la burguesía, las universidades y el florecimiento de las órdenes religiosas (monásticas como el Cister y mendicantes como franciscanos y dominicos), así como la acentuación de los conflictos y la disidencia (revueltas populares, herejías, desarrollo y crisis de la escolástica, Cisma de Occidente) y finalmente los pavorosos espectáculos de la Peste Negra y la Guerra de los Cien Años en un mundo tan cambiante que sólo puede entenderse en términos de una mutación fundamental (para la historiografía materialista, la transición del feudalismo al capitalismo).



Caracterización



Frente a las pequeñas y oscuras iglesias rurales del románico, el gótico eleva prodigiosas catedrales llenas de luz, desarrolla una importante arquitectura civil e independiza a las otras artes plásticas (pintura y escultura) de su subordinación al soporte arquitectónico.



No obstante, hay también muchos elementos de continuidad: el predominio de la inspiración religiosa en el arte sigue siendo indiscutido, el monasterio como institución apenas varía excepto en detalles formales y de adaptación a nuevos requerimientos, la misma planta de las iglesias sigue siendo predominantemente la cruz latina con cabecera en ábside orientada al este, aunque se complique o varíe (plantas basilicales, colocación del transepto en el centro, complicación de naves, capillas y girolas). Sin duda el principal elemento de continuidad es la concepción intemporal de la obra: en la mayor parte de las construcciones los estilos se suceden y funden al ritmo de los siglos, sabiendo los contemporáneos que hacen una obra que ellos no verán terminada, ni quizá sus hijos o nietos. En muchas de ellas, incluso se pone en valor el atrevimiento por comenzar un desafío técnico o económico (a veces por rivalidad política) que cuando se inicia no se ha planificado cómo terminar, como es el caso de las catedrales de Siena y de Florencia.



Arquitectura gótica



A nivel arquitectónico, el estilo gótico nació en torno a 1140 en Francia, siendo considerada como el primer monumento de este movimiento la basílica de la abadía real de Saint-Denis o San Dionisio (edificada por el abad Suger, consejero de Luis VII de Francia).



También desde finales del siglo XII y comienzos del XIII se divulga por los monasterios de la orden del Císter un estilo despojado de ornamentación y reducido a la pureza de los elementos estructurales, expresión de las concepciones estéticas y espirituales de Bernardo de Claraval, que se suele denominar arte cisterciense.



Este arte se ha definido durante mucho tiempo de manera bastante superficial, exclusivamente por la utilización de uno de sus elementos, el arco apuntado, al que suele llamarse ojival, del que se deriva la bóveda de crucería que permite desplazar los empujes a contrafuertes externos, que se alejan aún más de los muros mediante el uso de arbotantes. Eso permitió la construcción de edificios mucho más amplios y elevados, y el predominio de los vanos sobre los muros. Los elementos sustentantes (pilares de complicado diseño) quedan mucho más estilizados. Pero la utilización de un elemento no puede definir un estilo de forma global, se trata de un problema más amplio, de una nueva etapa histórica, una nueva concepción del arte y con el del mundo. Un elemento estructural, por importante que sea, no puede resumir un concepto global sobre la vida.
 La luz



Los nuevos edificios religiosos se caracterizan por la definición de un espacio que quiere acercar a los fieles, de una manera vivencial y casi palpable, los valores religiosos y simbólicos de la época. El humanismo incipiente liberaba al hombre de las oscuras tinieblas y le invitaba a la luz.Este hecho está relacionado con la divulgación de las corrientes filosóficas neoplatónicas, que establecen una vinculación entre el concepto de Dios y el ámbito de la luz. Como las nuevas técnicas constructivas hicieron virtualmente innecesarios los muros en beneficio de los vanos, el interior de las iglesias se llenó de luz, y la luz conformará el nuevo espacio gótico. Será una luz física, no figurada en pinturas y mosaicos; luz general y difusa, no concentrada en puntos y dirigida como si de focos se tratase; a la vez que es una luz transfigurada y coloreada mediante el juego de las vidrieras y los rosetones, que trasforma el espacio en irreal y simbólico. El color alcanzará una importancia crucial.


La luz está entendida como la sublimación de la divinidad. La simbología domina a los artistas de la época, la escuela de Chartres considera la luz el elemento más noble de los fenómenos naturales, el elemento menos material, la aproximación más cercana a la forma pura.


El arquitecto gótico organiza una estructura que le permite, mediante una sabia utilización de la técnica, emplear la luz, luz transfigurada, que desmaterializa los elementos del edificio, consiguiendo claras sensaciones de elevación e ingravidez.

Pintura románica

Antecedentes

En las tres iglesias románicas de Tarrasa se conserva un grupo importante de pinturas arcaicas. Son pinturas inspiradas en las miniaturas de los manuscritos, sin pretensiones artísticas, realizadas sólo por el gusto de ilustrar y narrar acontecimientos religiosos. Su ejecución es rápida, al fresco o al temple con pigmentos de muy mala calidad en la mayoría de los casos.

Las pinturas de la iglesia de Santa María cubren la bóveda de la cabecera representando una serie de iconografías que no han llegado a identificarse. Las pinturas de san Pedro están peor conservadas; muestran las imágenes de Jesús, Pedro y el Tetramorfos. Están pintadas a modo de retablo sobre las paredes que cierran el ábside mayor. En el ábside de la cripta de la capilla de san Miguel hay un mural dedicado a la Ascensión. Los colores empleados se reducen al negro, ocre y almagre. Están datadas del siglo XI.

Técnicas

Los artistas seguían la técnica de pintar al fresco las masas de colores y las figuras principales. A continuación remataban al temple y creaban los elementos lineales con negro. Se adaptaban perfectamente a los espacios, ya fueran bóvedas, arcos, frisos o columnas. El estilo es hierático y se repite continuamente. El modelado se obtiene por los matices tonales y la división de franjas, los plegados de los ropajes, etc. Son artistas que demuestran un gran dominio del dibujo; será precisamente el dibujo lo que va a permitir distinguir unos maestros de otros.

Temas

Los temas se refieren a pasajes del Nuevo Testamento y vidas de santos y sobre todo a la figura del Pantocrátor con los símbolos evangelistas. También aparece la Virgen, el Cordero apocalíptico y la Mano que bendice, todo ello acompañado casi siempre de ángeles, querubines y serafines en versión apocalíptica.

Otro grupo de murales arcaicos es el procedente de San Quirce de Pedret, pinturas descubiertas por casualidad pues estaban tapadas por otras del siglo XII que fueron extraídas para llevarlas al museo MNAC. Las escenas representadas se refieren tal vez a la cruzada contra Barbastro en 1061. Los colores son rojos, amarillos y negros con fondo blanco.

En este ciclo arcaico se integraron también las pinturas halladas en Olèrdola, en la pequeña ermita circular del Santo Sepulcro, de 1060. En el templo de Sant Ponç de Corbera se conservan unos mínimos vestigios. El hallazgo más reciente es el de los restos de pinturas encontrados en la primitiva fachada del monasterio de Ripoll, en los huecos que dejaron al colocar los relieves de piedra del siglo XII.



la pintura románica hay que diferenciar distintos tipo según la técnica y lugar de aplicación.
Así tenemos:

• Pintura mural de ábsides, naves, bóvedas, columnas.

• Pintura aplicada a la escultura monumental para realzar su expresividad

• Pintura sobre tabla (por ejemplo en frontales de altares)

• Uluminación de códices (miniatura)

Las características formales de la pintura románica coinciden con las de la escultura, aunque las composiciones suelen ser más claras. Predominan la simetría y la composición yuxtapuesta. Los temas plasmados en las pinturas coinciden también con los de la escultura, aunque hay mayor predominio de la figura humana y, en general, de las escenas bíblicas.

La técnica utilizada es el fresco para la pintura mural de los interiores de las iglesias y ábsides, también adaptándose al marco arquitectónico; y el temple para decorar los frontales del altar.

• Las características propias de la pintura románica son:

• Bidimensionalismo, no hay profundidad

• Fuerte expresionismo

• Plana (no mezcla colores).

• Gran importancia del dibujo.

• Poca importancia del modelado.

• Poca importancia de la luz.

• Los fondos suelen consistir en bandas de colores horizontales superpuestas (influencia mozárabe).

• Recibe influencias mozárabes y bizantinas.

La Técnica de la pintura románica mural o al fresco y sus características estéticas

Pintura Mural
 
La llamada pintura mural, es decir la que cubría los muros de los templos, se basaba en la preparación de la pintura a base de pigmentos coloreados diluidos en agua de cal. Este tipo de pintura se aplicaba sobre la superficie mural a la que previamente se había añadido una capa de enlucido para alisarla (yeso, estuco...). La aplicación se hacía cuando el enlucido estaba aún húmedo. Al secarse, el conjunto adquiría gran dureza y resistencia

Al igual que la escultura románica, la pintura mural se integra con la arquitectura y sigue las reglas del "marco arquitectónico y esquema geométrico". Es decir, no se rige por imitación de la naturaleza sino por una conceptualización racional. Esto hace que las figuras sean planas, alargadas y sin perspectiva. Los personajes se escalonan y adoptan diferentes tamaños en función de su relevancia. Los ojos y manos adquieren desproporcionada dimensión pues son las partes de la anatomía humana más expresivas espiritualmente hablando.

Los colores empleados son intensos y brillantes (rojo, amarillo, naranja y azul) y se disponen en franjas contiguas de colores muy contrastadas entre sí. El color negro servía para perfilar las figuras.

Pintura en tabla

La pintura románica sobre tabla se desarrolló especialmente en Cataluña. Decoraba principalmente frontales de altares y pequeños retablos. A diferencia de la pintura mural al fresco, se utilizaba la técnica del temple.

Todo lo referente a la pintura mural es válido para la pintura en tabla en lo referente a la iconografía (claramente religiosa) y la estética que sigue basándose en el hieratismo simbólico románico. La gama de colores es la misma así como su figuración.





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Escultura romana

La escultura en la Antigua Roma, al igual que la arquitectura, es original en el espíritu de su finalidad, pero en ella pesan mucho las aportaciones formales etruscas y griegas (helenísticas), siendo de hecho buena parte de la producción escultórica romana copia de originales griegos.


Se conservan muchas esculturas romanas, hechas preferentemente en mármol y en menor medida en bronce u otros materiales (marfil, etcétera), aunque parte de ella están dañadas o rotas. Son frecuentes el retrato y el relieve histórico narrativo, en los que los romanos fueron grandes creadores. Hay también muchas esculturas de emperadores romanos. Algunas características de esta escultura son :

• por influencia griega se trabajó el mármol.

• la escultura romana representó personajes importantes de su tiempo, como políticos y ciudadanos ilustres.

• se continuó la tradición griega de representar la proporción ideal del cuerpo humano.

• con el paso del tiempo la escultura romana evolucionó hacia el realismo y abandonó el idealismo de la escultura griega.



Historia

La escultura romana clásica comenzó con el saqueo de Siracusa en el 212 a. C. durante la Segunda Guerra Púnica con Cartago. Siracusa, un rico puesto avanzado de la civilización griega en la isla de Sicilia, fue minuciosamente saqueado y la mayoría de sus magníficas esculturas helenísticas fueron llevadas a Roma, donde reemplazaron a las antiguas de estilo tradicional etrusco. Los romanos admiraban el estilo helenístico, y finalmente talleres de todo el mundo griego (especialmente de Asia Menor) proveyeron las estatuas sin las que ninguna villa patricia estaba completa.

Los artistas griegos se establecieron en Roma después de que Grecia fuera conquistada en el 146 a. C., y muchos de ellos empezaron a producir copias de esculturas griegas, que eran populares en Roma. Esta escuela helenística reprodujo los modelos de Praxíteles, de Lisipo y obras clásicas del siglo V a. C. En esta escuela «Neoática de Roma» destacó entre otros el escultor Pasiteles, originario de la Magna Grecia, aunque convertido en ciudadano romano. Fue famosa la recopilación que hizo en un catálogo de las esculturas más famosas del mundo. Como escultor se le atribuyen un Júpiter en oro y marfil y numerosas obras en bronce.

Los retratos de esta época republicana, influidos por la plástica etrusca, son de un penetrante realismo y dureza expresiva, aunque no exentos de un cierto idealismo, destacando en este sentido los retratos de los emperadores Augusto (que le retrataban como un hombre joven, a pesar de que era mayor) y Pompeyo.

Durante la época del emperador Trajano, el arte de las provincias orientales del imperio empezó a tener más influencia en la escultura romana.

Uno de los últimos ejemplos de la escultura romana a escala monumental es el friso del Arco de Constantino.

Relieves

El relieve consistía en esculpir formas tridimensionales poco profundas sobre superficies planas. Se usaban en trabajos arquitectónicos como columnas, arcos y templos. Un ejemplo de este tipo de escultura sería el Ara Pacis (‘Altar de la Paz’), construido en torno a 13–9 a. C. El Ara Pacis era un monumento a la Pax Romana (‘Paz Romana’), 200 años de paz y prosperidad propiciados por el emperador Augusto.

Otro ejemplo de escultura en relieve sería la Columna de Trajano, fechada en torno a 106–133 y adornada con escenas de las batallas de Trajano en una espiral continua que gira sobre la columna, así como la Columna de Marco Aurelio, modelada a partir de la anterior.

Esculturas exentas

Entendiendo como tales las que no formaban parte de una construcción, como estatuas y similares, fueron destruidas en su mayoría durante la invasión bárbara o la reconstrucción cristiana. El mármol fue quemado para obtener cal y el bronce fundido para otros propósitos (por ejemplo, munición). Un ejemplo excepcional de una pieza que se ha conservado es la estatua ecuestre de Marco Aurelio, fechada sobre 161–180. La leyenda cuenta que la imponente conducta del emperador libró a la pieza de la destrucción. Aunque realmente se libró de la destrucción a manos de los cristianos porque lo confundieron con el emperador Constantino que fue quién convirtiéndose al cristianismo, impuso esta religión como la oficial del Imperio. Las estatuas solían situarse comúnmente en los templos, los baños públicos o el foro de la ciudad (el centro social y comercial de la misma).

Retratos

Los retratos esculpidos solían ser bustos de romanos famosos. Los sujetos de estas esculturas incluían varios patricios y especialmente emperadores, múltiples copias de la cuales circulaban por todo el imperio. La retratos esculpidos romanos personificaban las virtudes cívicas y sentaron las bases para los retratos públicos europeos y americanos modernos. Un ejemplo muy conocido es el busto del emperador Constantino el Grande


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Edificios románicos de Italia

Basílica de san Ambrosio (Milán)

Historia
 
Edificada entre el año 379 y el 386 por querer del obispo de Milán, Ambrosio, fue construida en una zona en la que se había sepultado anteriormente a cristianos martirizados durante las persecuciones romanas. Por este motivo fue dedicada a los mártires y se la llamaba Basilica Martyrum: el mismo Ambroio quería poner en ella todas las reliquias de los mártires Sátiro y Víctor de Calcedonia, Nabor, Vital, Féliz, Valeria, Gervasio y Protasio. Cuando el mismo obispo Ambrosio fue sepultado en la basílica le fue cambiado el nombre.
 
En el siglo IX, sufrió importantes reestructuraciones queridas por el obispo Angiberto II (824-860), quien hizo añadir el ábside, precedida por una bóveda de cañón, bajo el cual se desarrollaban las celebraciones litúrgicas. Durante el mismo período, el ábside fue decorado con un gran mosaico, el Redentor en el trono entre los mártires Protasio y Gervasio, con los arcángeles Miguel y Gabriel, unido a dos episodios de la vida de san Ambrosio.
 
En el ciborio de época arte paleocristiano, se añadieron cuatro tímpanos, decorados con estucos del siglo X. Bajo el ciborio se colocó el altar de San Ambrosio, obra maestra de la orfebrería carolingia, en oro, plata, dorad, piedras preciosas y esmaltes.
 
La basílica llegó a su aspecto definitivo entre 1088 y 1099, cuando por iniciativa del obispo Anselmo, se reconstruyó según los esquemas de la arquitectura románica. Se mantuvieron las tres naves (sin transepto) y tres ábsides correspondientes, además de un cuadripórtico.
 
El tiburio fue añadido hacia fines del siglo XII pero se derrumbó bien pronto (1196): entonces fue reconstruido con su particular disposición externa caracterizada por galerías con arcos en dos niveles sobrepuestos.

Catedral de Pisa
 
Historia
 
Fue iniciada en 1063-1064 por el arquitecto Buscheto, con la décima del botín de la empresa pisana contras las Islas Baleares. Se fundieron en ella elementos estilísticos diversos, clásicos, lombardo-emilianos, bizantinos y en particular islámicos para probar la presencia internacional de los mercaderes pisanos de aquellos tiempos. En el mismo año se iniciaba también la reconstrucción de la Basílica de San Marcos en Venecia, por lo que puede colegirse que también hubo cierta rivalidad entre las dos repúblicas marineras para crear el lugar de culto más bello y suntuoso.
 
La catedral fue consagrada en 1118 por el Papa Gelasio II, que pertenecía al grupo pisano de los Gaetani (o Caetani), condes de Terriccio y d'Oriseo, pero ya en la primera mitad del siglo XII fue ampliado bajo la dirección del arquitecto Rainaldo a quien correspondió el proyecto de la fachada actual, concluida por su grupo de maestros guiados por los escultores Guglielmo y Biduino.
 
El aspecto actual del complejo edificio es el resultado de repetidas campañas de restauración que se sucedieron en diversas épocas. Las primeras intervenciones radicales se realizaron tras el incendio de 1595: se elaboraron las puertas de bronce de la fachada, obra de escultores de la escuela de Giambologna; a partir del siglo XVIII se inició el progresivo revestimiento de las paredes internas con grandes pinturas en tela, los quadrones conHistorias de beatos y santos pisanos, realizados por los principales artistas de la época gracias a la iniciativa de algunos ciudadanos que se financiaron creando una actividad comercial para el efecto.
Las intervenciones sucesivas se dieron durante el siglo XIX y se concentraron en las decoraciones internas y externas, que en muchos casos, por ejemplo para las esculturas de la fachada fueron sustituidas por copias (los originales están en el museo.
 
Perfil artístico
 
Al inicio, el edificio tenía planta de cruz griega y la cúpula sobre el cruce de ambos brazos. Hoy tiene planta de cruz latina con cinco naves con ábside y transeptode tres naves. El interior sugiere un efecto espacial similar al de las grandes mezquitas.

Baptisterio de San Giovanni
En Florencia entre el siglo XI y XII se usaron algunos elementos comunes del románico pisano pero con un sello muy diverso, caracterizado por una serena armonía geométrica que recuerda las obras antiguas. Evidente se nota en el Baptisterio de San Juan el sentido del ritmo en el modo de disponer los elementos exteriores, a través de uso de recuadros, pilastras, arcadas ciegas, etc. siguiendo un esquema preciso y modular que se repite en ocho lados. La datación del baptisterio se ha discutido largamente (¿edificio romano transformado en basílica? ¿edificio paleocristiano? ¿edificio románico?), también por escasez de documentación escrita. Excavaciones recientes efectuadas después del año 2000 demuestran que los cimientos están dos metros por encima de la pavimentación romana y por lo tanto, la edificación no podría ser anterior al siglo IX. El paramento interno con mármol polícromo, inspirado en el Panteón de Agripa, se concluyó a inicios del siglo XII. Los mosaicos del pavimento se datan en el 1209 y los del ábside rectangular en 1218, mientras la primera fase del revestimiento externo se cree que es del mismo período.






Otros edificios :